Escribir es más que un oficio. Escribir es artesanía, es sacrificio, es placer. Escribir nos hace saber que estamos vivos, que sentimos y padecemos.
Un espacio propicio para la creatividad y el aprendizaje. Debatimos ideas acerca de los textos leídos, a fin de enriquecerse con las ideas del resto.
En el taller experimentamos, corremos riesgos, rompemos reglas, nos divertimos.